miércoles, 24 de febrero de 2010

Entrevista a Ameer Makhoul, miembro fundador y director de Ittijah


Ameer Makhoul es miembro fundador y actual director de Ittijah, plataforma que aglutina a 64 organizaciones de palestinos que residen en Israel (los denominados Palestinos del 48). Ittijah trabaja por el reconocimiento de esta comunidad como parte integral e inseparable de la causa palestina. Asimismo, realiza una constante labor de denuncia de la discriminación a la que el estado de Israel somete a los Palestinos del 48. Makhoul ha estado recientemente en Madrid para participar en el seminario ‘Derechos, justicia y desarrollo humano: claves para la paz en Palestina’, organizado por la Plataforma 2015 y Más.


La situación específica de la comunidad palestina de Israel parece estar eclipsada por la problemática de los Territorios Ocupados –Gaza y Cisjordania-…
La percepción general es que la causa palestina se limita a Cisjordania y Gaza, excluyendo al resto, a los refugiados o a los Palestinos del 48, que somos 1.400.000 personas. De hecho, hasta Israel intenta deslegitimar nuestro papel como parte esencial de la causa palestina a través, por ejemplo, de leyes como la prohibición del derecho a conmemorar la Nakba (‘la Catástrofe’, como llaman los palestinos a la guerra de 1948) o el intento de imponernos un juramento de lealtad. Esta deslegitimación no es la acción de un gobierno en concreto, sino que es fruto de un consenso social.

¿Cuál es la situación actual de ese cerca de millón y medio de personas?
Es una situación de riesgo y de peligro, por mucho que Israel quiera dar una imagen de democracia. Tras la ‘desconexión’ de Gaza, en 2005, Ariel Sharon empezó a hablar del desarrollo de Galilea y del Negev, que es donde vive la mayor parte de palestinos de Israel. ‘Desarrollo’, en el léxico hebreo, quiere decir cambiar la realidad demográfica. Y para nosotros, ‘desarrollo’ significa confiscación de tierras y construcción de asentamientos judíos cerca o dentro de las comunidades palestinas. Además, hay casi 300.000 personas refugiadas , gente que fue expulsada en 1948 de más de 500 ciudades y pueblos. Son refugiados en su propia tierra. Otro problema es la situación de 100.000 personas que viven en aldeas no reconocidas por los hebreos, aunque estos enclaves existían antes de la creación de Israel. La mayoría de esas personas son beduinas. A la vez, hay un plan para dar a 59 familias judías tierras en el Negev cuya extensión supera a la que ocupan los beduinos. Se cumple así el sueño de Ben Gurión de poblar el Negev con judíos a costa de los palestinos. Finalmente, no podemos olvidar las 42.000 viviendas palestinas sobre las que pesa una orden de demolición.

¿Qué se puede hacer para integrar a los Palestinos del 48 dentro del conflicto palestino?
En primer lugar, combatir la narrativa histórica hegemónica en Israel que considera que la causa palestina se limita a Gaza y a Cisjordania y que es una consecuencia de la guerra de 1967. La realidad es que el conflicto comienza en 1948, con la partición decretada por las Naciones Unidas y la guerra posterior. 1967 no es más que otra etapa del conflicto. En la agenda debe constar que el conflicto comienza en 1948 y, por ello, la situación de los palestinos que viven en Israel, de los refugiados, del derecho al retorno o de Jerusalén son parte esencial para la resolución del problema, Algo a lo que, evidentemente, se niega una y otra vez Israel. Pero el problema es más amplio que la ocupación militar.

¿Quedan en Israel organizaciones y movimientos con los que puedan trabajar?
Muy pocos y cada vez más en los márgenes. Y no tenemos esperanza en que puedan hacer cambiar de opinión a los israelíes. Ahora mismo hay en Israel un acuerdo total para ignorar los derechos del pueblo palestino, rechazar el retorno de los refugiados o mantener Jerusalén Este, la Jerusalén ocupada, como su capital. Lo que realmente puede hacer cambiar la actitud de los israelíes es la resistencia palestina y, sobre todo, la presión internacional. Estados Unidos y la Unión Europea tienen que asumir de una vez sus responsabilidades. Israel cada vez se siente más fuerte y sabe que no tiene que rendir cuentas ante nadie. Estados Unidos sobreprotege a los israelíes y la UE es incapaz de cumplir sus compromisos. Por eso, ambos son también culpables de este crimen.

¿Barack Obama puede cambiar algo?
La relación entre Estados Unidos e Israel es más fuerte que su presidente. No es una cuestión de lo que piense Obama, sino de lo que piensa la sociedad de Estados Unidos. Y los estadounidenses no han cambiado su percepción con respecto a Oriente Medio. También hay una responsabilidad de los actores árabes ante Estados Unidos, de la debilidad de la Liga Árabe y de la Autoridad Palestina.

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