martes, 10 de enero de 2012

EL REY ABDALA II DE JORDANIA ENTRE ISRAEL Y PALESTINA.

El moderado monarca tiene además un interés muy fuerte en que las nuevas conversaciones no fracasen. En medio de la fuerte tormenta de cambios que se están produciendo en la región, Israel y los palestinos encontraron en Ammán un nuevo escenario para sus conversaciones.

Un comentarista israelí describía el reino del desierto como la "única isla de estabilidad" en el mar de la Primavera Árabe. Y es que el monarca jordano parece haber tomado el puesto como "mediador honesto" tras el derrocamiento del presidente egipcio Hosni Mubarak.

El monarca de 49 años, especialmente popular en Occidente, tiene también un gran interés en que las primeras conversaciones directas de las dos partes desde hace casi 16 meses se vean coronadas por el éxito, ya que lleva tiempo advirtiendo de consecuencias catastróficas en toda la región si el proceso de paz fracasa definitivamente.

Pero en realidad ninguna de las dos partes cree realmente en la posibilidad de un avance verdadero. Aunque lo que ocurre ahora sigue siendo mejor que un estancamiento. Sin embargo, sin avances verdaderos, las perspectivas para la región a largo plazo son muy oscuras: una ruptura del proceso de paz podría amenazar la estabilidad interna de Jordania.

"El temor de Jordania a una nueva hola de refugiados palestinos en el caso de una tercera Intifada (...) es seguramente motivo de insomnio para muchos en Ammán", escribió el experto israelí Oded Eran. Además, la situación política interna en el reino hachemita arde desde hace meses. La familia real está sentada en un "volcán que echa humo", escribía hoy un comentarista en el diario israelí "Haaretz".

Al rey Abdalá le interesa un fortalecimiento de las fuerzas moderadas del presidente palestino Mahmud Abbas, ya que Jordania cuenta con una importante cuota de población palestina en su territorio. Además, siempre teme que posibles disturbios en la vecina Cisjordania acaben salpicando al país.

Al mismo tiempo hay informaciones de que la cúpula de los islamistas de Hamas en el exilio podrían volver la vista a Ammán tras el posible derrocamiento del régimen sirio de Bashar al Assad, con el apoyo de Qatar.

Un paso de ese tipo favorecería a la oposición islamista en Jordania, que ve viento a favor en las victorias de las fuerzas islamistas recientes en el mundo árabe.

Israel, cada vez más aislada en Cercano Oriente, necesita a Jordania, con la que firmó un tratado de paz en 1994, como último bastión amigo en un vecindario rodeado de hostilidad.

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