viernes, 2 de julio de 2010

ISRAEL QUE RESPETE EL DERECHO AL AGUA DE LA POBLACIÓN PALESTINA


El 4 de junio de 2009 el ejército israelí destruyó las casas de 18 familias en Ras al-Ahmar, una aldea palestina del valle del Jordán. Los soldados también les confiscaron el depósito de agua, así como el tractor y el camión que utilizaban para llevar agua a la población. Más de 130 personas, muchos niños y niñas, se quedaron sin un techo ni suministro de agua en la época más calurosa del año.

Desde hace más de cuatro décadas de ocupación, Israel niega a la población palestina el derecho al agua al ejercer el control total de los recursos hídricos comunes y aplicar duras restricciones y políticas discriminatorias. La escasez crónica de agua afecta a aspectos cruciales de la vida de la población palestina, como la higiene, las actividades agrícolas e industriales y la ganadería.


Israel consume más del 80% del agua del acuífero de la montaña de Cisjordania, frente al 20 % de la población palestina.
El consumo diario de agua palestino apenas alcanza los 70 litros por persona (la OMS recomienda un mínimo de 100 litros), frente al consumo israelí de más de 300 litros al día.
Entre 180.000 y 200.000 personas de comunidades rurales palestinas no tienen acceso a agua corriente, a pesar de lo cual el ejército israelí les impide incluso recoger el agua de lluvia.
Los alrededor de 450.000 colonos disfrutan de tanta o más agua que los 2,3 millones de palestinos. Los colonos israelíes tienen cultivos de riego intensivo, jardines y piscinas.
En la Franja de Gaza, alrededor del 90% del agua de su único recurso hídrico, el acuífero costero, está contaminada pero Israel no permite llevar agua de Cisjordania a Gaza.

Israel debe poner fin a sus políticas discriminatorias, levantar de inmediato todas las restricciones que impone al acceso de los palestinos al agua y permitir a la población palestina hacer uso de la parte de los recursos hídricos comunes que les corresponde.

Exige al gobierno israelí un cambio de política.

1 comentario:

  1. El ataque israelí a la Flotilla de la Libertad en aguas internacionales promete repercusiones políticas de envergadura para el futuro de la región. A la batalla mediática, le sigue la diplomática. Ahora, la pelota está en el campo de la justicia internacional.

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